jueves, 29 de diciembre de 2016

De hieles y de mieles.








 
Ben junto a mi      escucha mi canto
de sencillas notas de arrullos y llantos,
que dentro del alma    revientan formando
los versos al ritmo de un corazón blando.
Y si te entristecen     las coplas y salmos
que salen al viento     tímidas, temblando.
No ocultes la herida que se abre en el hueco
de niña escondida guardada en silencio.
Déjala que viva      que sienta allá dentro,
las quejas de aquello que llora sin cuento
las imposiciones      del Hombre moderno
escritas a fuego     en tu alma, royendo;
la nunca sabida      la gracia perdida,
para toda historia     que yace en la escrita.






Camino sintiendo el murmullo del río
brincando entre peñas de musgos floridos,
peinando las aguas los tallos prendidos
a la áspera roca en abrazo fundidos.
Recorro el sendero crujiendo sonidos
tranquilo avanzando entre ecos sombríos
mullendo mis pies bajo pasos camino
sobre hojas de oro que el viento ha batido.
Remueve hojarascas el Mirlo en sigilo
y canta en el bosque la reina del frio:
la del pecho rojo gorjea el olvido
del macho cantor que enmudece su trino.
Se tiñe la tarde de grises oscuros
y cruza graznando un grajo su augurio.
La luna a menguante asoma en el cielo
con cara de risa y de algún coqueteo
con su viejo amante, el ojo esplendente
que oculta su cara allá en el poniente.
Celoso recela y se oculta a la tierra
que se baña en sombras y abre sus puertas
a la noche inmensa, que ya la penetran
astros y luceros, lluvias de cometas
que siembran el cielo de fugaces señas.
Y yo me recojo entre los murmullos,
(del viento y del rio, del búho escondido
que lanza sus cantos del bosque sombrío),
aterido y ciego marcho pensativo
sintiendo quebrarse todo lo sabido.


El Hombre.¡Ah! El Hombre.
De Dios el heredero universal:
el sujeto inteligente con lenguaje
que niega inteligencia a lo demás.
Como puede uno creerse esa falacia
dejando fuera a lo otro que hay
animales, plantas y cometas
soles o planetas, que giran sin cesar,
sobre un mundo que nunca se termina
y queda siempre, mas y mas, y mucho mas.
Si dejaran un poquito el patriotismo
que cerca los sentidos y anula la verdad,
que vive fuera del recinto amurallado
donde se juntan los hombres para estar
seguros defendiéndose del miedo
que causa la cordura, que dice sin cesar,
Pero hombre, no sientes que en ti mismo
peleándose contigo, hablando siempre está:
aquel o aquello, que no vive en el miedo,
que desconoce el principio y el final,
que te acompaña desde antes que existieras:
de que el idioma te viniera a conformar,
en el mortal que sabe de su muerte
que ya tiene un futuro a donde ir a parar.
Y vive de ilusiones el iluso
conforme con la ley que lo condena,
a vivir un mundo en que no pasa nada
acompañado para siempre con la pena,
de haber perdido aquello tan querido
que aún de vez en cuando, rezuma por la herida,
y sabe a mieles que cayendo del panal
arroja en tus entrañas, el néctar derretido.
Dulce que combate lentamente el amargor
de las hieles que el futuro ha desprendido
sobre aquello que vivía sin saber
confundido con el aire su latido.






Quizás mañana cuando yo no esté
remuevan en mis versos para hallar
respuestas que le digan quien él fue
para poder de su persona averiguar.

Quien fuera o no fuera nada importa
escuchen a los versos, que son los que dirán,
si alguna cosa dicen sin saber,
la gracia es suya, del común serán.

Pues saber, sabido es de los muertos
que ya que por cumplido, no pueden decir más
que aquello que se cree que se sabe
y que muerto y muy muerto, tiene que estar.






Vuelves luna a creciente
de halo tan redondo
tu cara a disfrazar,
pendida de la noche
a mí me llamas,
por entre sombras,
a rejuntar la soledad.
A ti te alumbra el sol,
a mí tu claridad,
me ayuda entre las sombras al andar.
Hermana de la noche,
compañera de orfandad,
que giras incansable sobre el mundo
sintiéndonos queridos al pasar.
En ti sosiega el alma el caminante
que busca sin saber lo que encontrar,
y siente comprensión en tu figura
tan sola y desvalida, herrando sin cesar.




Ya se han abierto las primeras camelias
al roce del invierno que ayer besó sus yemas
se saludan ambos como viejos amantes
que tras de mucho tiempo vuelven a encontrarse

La flor se ruboriza al roce de los labios
y en los pétalos rosa su envés palideció,
irguió tersos pistilos con néctar amarillo
y el cáliz en su cuenco con el amor brindó.

La cubrió con su manto de húmeda llovizna
y penetro sus formas hasta el mismo verdor,
al flujo del relente- camelia se entrego-
y en placido abandono; abrió toda su flor.




Hoy la vi, tan sola y pensativa caminaba
perdiendo la mirada, sobre el mundano estar
tal gracia desprendía la fémina figura
que todas las tristezas se ahogaban al pasar.

Mirela con mis ojos al sesgo silencioso
como un mendigo mira a aquel que le ha de dar,
sustento necesario en la vida pasajera
que alivia sus carencias y calma su ansiedad.

Yo vime sorprendido cuando ella alzó la vista
posando en mi figura que brinda el caminar
y juro y mas perjuro por gracia de las Ninfas
que no era de este mundo aquel el su mirar.

Tamaña arquitectura brotando de la savia
que riega por las calles generosa claridad
no puede ser de un mundo cegado a la hermosura
que vive ensimismado en, su ser mas personal.




 
¿Porqué?, tristeza, a mí te me presentas
como algo bueno, que siento de verdad
cuando descubro que era de mentira
esa alegría que me venden sin parar.

Obra de la infamia desprendida
desde lo alto de la torre en donde está
pedestal de futuro donde mandan
trocando sentimiento en ideal.

Sin embargo, la palabra me remite
a algo bueno que en un sitio habrá de haber
y decirlo no se puede sin que mienta
el vocablo que pretende responder.

Haberla hayla en algún sitio aunque no exista
alegría en un lugar habrá de estar
pues a veces sin que uno lo pretenda
siente un algo, que le suena a la verdad.

Alegría es descubrir que era mentira
que haciendo lo que mandan desde arriba,
puedas en verdad , sentir el disfrutar.

No te acuerdas cuando niño te decían
espera por el día, que pronto llegará,
en que puedas disfrutar todos los goces
que tu cuerpo pide ahora sin cesar.

Y ya noches y días sucedieron
lluvias torrenciales he visto pasar
lunas llenas y nuevas desfilando,
sol en arco, inclinado, y en central.

Ya las canas van dejando desierto
el pobre cielo de mi techo personal
los ojos se me nublan a lo lejos
ya casi no lo veo, a aquel niño jugar.




¡A qué!, negar tu cuerpo
a qué, negar tus curvas
a que negar tu cintura:
tus labios rojos carnosos
hendiéndose en mis honduras,
tus ojos que me arrebatan
mi equilibrio conseguido
con esfuerzos de renuncias
a infinitos amoríos.
Tu espalda como vaguada
donde florecen los lirios,
que de ríos subterráneos
rojos,cálidos, fluidos,
se desprenden los efluvios
que despiertan mis sentidos.
Por quiebros y mas requiebros
se desliza ahora mi vista
hasta pararse en la curva
que se levanta y divisa,
las nalgas de hembra desnuda
rajadas por una arista,
que allá en el fondo es la ruta
que conduce a la delicia
donde se pierden conciencia
ideales y premisas.
Y ya se vuelcan las nubes
entre espirales de brisas
la tierra se mece al ritmo
de jadeos y caricias,
la identidad languidece
rodeada de neblinas
desprendidas de los cuerpos
que se rozan y deslizan
liándose y desliando
brazos, piernas y fundidas
lenguas que tocan los cielos
y se bañan en salivas.
Ya se arroba mi existencia
ante la sensual figura,
que desnuda su hermosura
de saberes y con dudas,
quiero y no quiero, se adentra
perdiéndose en la espesura;
y ya ni tuya ni mio
ni de cualquier otro uno,
en el gozo nos perdemos
de conciencias y de números.





Uno con el otro se juntaban
tratando de evadir la soledad
obviando que por mucho uno junto
uno es uno y siempre solo está.
Uno con uno son dos para contar
las cuentas y negocios del Señor
que rige nuestras almas, y ademas
pretende hacia las cosas trasladar
los números perfectos, que se hayan,
pendiendo allá en el cielo y son puro ideal.
Por eso Dios es matemático y sueña
con poder hacer que sean realidad
ideales puros que no tienen nada
de sustento verdadero por detrás.




Tiempo ¡ah! tiempo, tanto y tanto que ha llovido
sobre la tierra que guarda sueños de muertos y vivos
mezclándose en este mundo tan frágil y fugitivo,
exhalando aromas dulces que del suelo ha desprendido
tras caricias de las gotas que al roce del ser querido,
se despierta de su lecho entre sueños y delirio
con ritmos que le remiten a un tiempo desconocido,
en donde no existe el uno, y se encuentra confundido
con plural innumerable que se extiende al infinito.
Sueños ¡oh!, sueños, de despiertos y dormidos,
anhelos del corazón, burbujitas desprendidas
de lo que vive sintiendo como le roban la vida.
Regocijo de los pobres que en el dinero no habita
pues sueñan con desprenderse de la esclavitud surgida
del imperio de la muerte siempre futura y mentira.
Y errar fuera de la historia, de los Hombres, convertida
en residencia de muertos donde no vive la vida:
ni palante ni pa tras, donde no hay hechos no hay nada
solo hay palabrería, engaños y bufonada
para entretener al rey, y a su corte y a las masas
de súbditos y creyentes en lo que el Señor les manda.



¡Huir!. Nunca te avergüences por querer abandonar,
la tierra de las maldades, y buscar otro lugar
en donde vivir se pueda, lejos de la muerte en vida;
que viene a ser hoy en día nuestro tenebroso mal.
Aquella que nunca es presente,
su nombre es “futuro”y aquí nunca está:
la mía, mi muerte, la que condiciona
mi existencia humana y pretende cambiar,
lo que haya de vida, que nadie lo sabe, por el ideal.
¿Algún lugar habrá que nos pueda cobijar?,
bajo lluvia de alegría que suavemente irriga
los campos bosques y ríos, y descarga en las colinas,
copos de nieve tan blanda, penetrando las entrañas
de la tierra, donde guardan, manantiales de aguas blancas
durmiendo plácidamente sueños de mares en calma:
De caricias de delfines que recorrían su estancia
con sus juegos, con sus risas, cosquilleándole el alma.
Y ya se rompen las piedras y fluyen entre las grietas
aguas que bajan bailando y arrullando entre las peñas
amoríos a su paso brincando por las laderas
regando huertas e hileras, de mieses de sementera:
de surcos en la sazón que han arado por la tierra
manos de los labradores- humildes semillas siembran-
de sentimientos comunes, compartidos al abrigo
de sentidas compresiones abonadas con razones,
de las gentes mas decentes, que ya casi han olvidado
los celos y mas recelos, de envidias y de trabajos
duros forjando futuros para engrandecer al amo.
Lejos, lejos: de usureros y banqueros y trebejos
dirigidos al servicio, de manejos consentidos
por doctos prohombres en leyes, surgidas siempre al abrigo,
de caciques y empresarios y parlamentos sumisos
bien pagados sus servicios al imperio del dinero,
convertido en cancerbero guardián del poder Supremo.






Escucha...
es la hora del silencio en esta noche
de frio recogimiento,
la templanza de la casa nos acoge
y medita un hombre
ante la pálida luna en el horizonte.
Se han callado los chillidos de los niños
tantos que aquí se juntaban
con sus gritos,
con sus golpes, con sus saltos, con sus giros:
con sus requiebros al viento,
con su correr sin sentido,
con sus ojos luminosos
desprendiendo tanto brillo,
con sus lagrimas cayendo
sobre el cemento vertido.
Con sus risas estridentes
rompiendo el eco vacío
del recogimiento en clase
tras abandonar el nido.
Barrio¡ah! Barrio:
que trinaron por tus calles
tantos y tantos sonidos
de vencejos y pardales,
de algarabía de niños,
de madres de los chavales
gritando por sus chiquillos.
De juegos que se extendían
por las calles a millares.
Vengan peonzas y bolas
vengan fichas vengan danzas
entre las cuerdas bailando
con el ritmo de las barcas,
vengan los ojos vendados
apalpando toda masa
despertando los sentidos
que del tacto se desplazan,
al oído haber si a alguna
se le escaparan sus gracias.
Y vengan pelotas de goma
arcos hechos de retama
flechas aladas de pluma
por el aire destellaban
silbando por rozamiento
febles notas encantadas.
Esconderse al escondite
solo con sola entre ramas
tiritando no se sabe
que misterio allí se trama.
¡Barrio! ¡Barrio! Hoy tan callado.
Por las noches de silencio
aún te escucho como en eco;
(rebotando entre los cuerpos
de edificios construidos
al amparo de silbidos
que acompañan los esfuerzos,
de tantos obreros diestros
en los manejos de aperos
para construir los pisos
en donde habitará el pueblo).
Subiendo hasta el alto cielo,
mezclándose entre los cirros,
acompañando los vuelos
de vencejos y estorninos.
Y ahora que estas dormido
te canto nanas de alivio
como niño que entre juncos
resuella aliento muy limpio.










 
Llevo ya un tiempo intentando
renunciar al poder
que rige sin cesar,
los momentos conque ello se defiende
del fluir continuo
que arrastra la verdad.
Y en medio de esa guerra me debato
ganando unas veces
perdiendo las mas,
la gracia de la vida que me sabe
a pan que las manos
amasan de paz.
Para esta guerra necesito liberarme
de todo orgullo
que al hombre se le da,
de toda fuerza que imponen las ideas
que caen desde arriba
y se vienen a incrustar,
en mi alma creando la conciencia
que encierra con cadenas
y arrastro con pesar,
por la celda que la culpa determina
que yo mismo sea su guardián.




 
¿Qué haces cubriendo en blanco
lo que era verde campiña?
Ayer erguía sus puntas
al cielo, y hoy de rodillas,
inclina sus tiernos tallos
y no levanta la vista.
Llegaste con luna nueva
y entre sombras huidizas
aprovechando el silencio
de la noche en que dormían,
cubriste de frio manto
blanco cual alma de niña
la faz de la dulce tierra
con escarcha cristalina.
Y ahora ella avergonzada!
¡por ese abrazo de amada,
en vez de tez sonrojada:
se deslíe toda blanca.




¡Oh! Plenilunio de invierno
que tanto impone tu vista,
en esta noche tan clara,
solo, con sola se miran.
Testigos son el lucero
del alba que se divisa
encima de la montaña
coronando cresta erguida.
Y el esplendente Orión
por el cielo se desliza
dirigiéndose a la mar
donde se pierde la vista.
Tu y yo solo intentamos
hablarnos, con la premisa,
de que son distintas lenguas
las que los dos utilizan.
¿Sea de ello lo que fuere?
Veo en tu faz la sonrisa,
cómplice con mis palabras,
o que mis gestos te indican
así como un soniquete,
de que algo decir pretende
¡que no del todo se pierde!.






Navidades tristes son las que hay ahora
que ya casi se le olvida aquel sentido
que antaño celebraba advenimiento
del niño nuevo nacido en un portal.
Que luego en este mundo asesinaron
por hablarle al pueblo de la posible paz
entre la gente que se olvida de su raza
de su nación y de su propia identidad,
del mañana que te impide vivir hoy
del absurdo amontonar y amontonar
las miserias de las gentes convertida
en riqueza acaudalada para el mal.
Y ahora nos lo cambian por comercio
por consumo sustituto de aquél pan
que las gentes compartían esa noche
celebrando la llegada en el portal
del verbo reencarnado en la palabra
del niño que alienta, el calor animal.
Que no contentos con clavarlo en el madero
inundan su memoria con mierda en celofán
ingesta desmedida de alimentos
y venga a consumir y derrochar.

Que no bajó de los cielos
sino del pueblo que siente
le están robando la vida
cambiándosela por muerte.

Sin saber que daba, daba,
lo que de mejor tenia.






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