domingo, 6 de diciembre de 2015

SENTIMIENTOS DE OTOÑO






Los servidores del poder son tan pedantes
inútiles y obtusos ante inconvenientes
que surgen de sus líos por leyes recientes
para impedir protestas, justas y decentes:
de las gentes vivas, siempre tan despiertas,
ante los modorros sin inteligencia
de la casta infame que llevan a cuestas.
Credibilidad, idiotez y conformidad,
son su vademécum en donde mirar.
Sentir, pensar, dudar, no se lo consienta
la empresa estatal. Porque si sintieran
tanta vacuidad que hay en sus recetas,
de lo acomodado a leyes y rentas
siempre en beneficio de los que gobiernan,
contra el pueblo vivo que expresa sus quejas.
Sería el desplome de la inmunidad
de los dirigentes de esta sociedad.




Yo que tan poco sé
y tantas veces siento,
enmarañarse en mis mientes,
ideales y sentimientos



Ya están los vientos soplando, arrastrando de la mar
quejas de su existencia, entre neblinas de sal.
No sabemos lo que dicen, pero déjate escuchar,
que penetren tus entrañas, que te inunde su humedad,
que se vierta en tus oídos arrumacos de coral.
Auxilios de los hundidos que no pudiste escuchar,
de las bocas de naufragios que se inundaban de sal.
¡Ah! la mar triste y traidora creadora de orfandad
que a tantos marinos llevas-te a los fondos sin piedad,
morada eternal del Hades donde no vuelves jamás.





Antes de que se nublen mis ojos y
las nieblas oscurezcan  tu presencia
he de gozar tu desnudez sincera
que abre mis entrañas y turba mi existencia.

Amada de las dulces soledades
cuando en penumbra el día languidece
se recoge mi alma en un suspiro
y vivo y muero en ti constantemente.

Tu cuerpo al sesgo pasa ante mi mente
cual visión alegre que se mece
en el aire de un otoño que se muere
y fluyendo está en mi continuamente.

Si entrando yo tu cuerpo se pudiera
tocar la lira que vierte la dulzura,
manando ambrosía de tus pechos
y mieles de tus labios a mis besos.

 Ártemis efesia de mis sueños
despierta las pasiones escondidas
entre años de intrincados laberintos
y sombras de silencios abatidas

Al roce de tu vuelo se desprende
simulacra de la diosa que en ti vive,
no importa, si tu sabes o no sabes,
este mundo, tal cual yo lo concibo.

Ya sé que realidad no entiende de esto,
de amor con cuyo nombre desvanece,
perdiéndose en submundo inexplicable,
allí donde se mueve y acontece.

Al roce de las palabras revive
cuando siente calor entre la gente
amor sin nombre ninguno que le encierre
común a todos razón se nos ofrece.

Tus ojos ante mí se vuelven dudas
y en las dudas es amor donde florece
pasión que nunca sabes de donde viene
y como quieras saber desaparece.

Ya sé, amor, que lo nuestro es imposible
que al mismo tiempo, tu y yo no puede ser
pero es que acaso lo imposible se me vuelve
lo mas gozoso que nos pueda suceder.

Y ahora cuando tocan timbales las estrellas,
redoblan los tambores su pulso celestial,
palpitan a lo lejos los astros su cortejo
y siembran por la noche la baba sensual.

La luna a decreciente sonroja su semblante
mirando como Marte con Venus se acostó
se escuchan sus jadeos por todo el firmamento
ecoando en infinito su encuentro del amor.

Y yo ya me disuelvo entre tus carnes
perdiendo del sujeto identidad,
que viva lo que sea que ello pueda
aún que yo, no pueda entrar jamás,
a la tierra prometida, que algún día
cual paraíso para algunos se abrirá.




Yo busco y olfateo cual sabueso
que instinto obliga, seguir hasta encontrar,
y busco y busco la llama que se apaga,
que me calienta, sin saber en donde está.
sentir, sentir, la siento aunque sin nombre
que pueda hacerla ser realidad
y huellas que no tiene yo persigo
vagando en este mundo sin parar.
Si es caso se me cuela entre las grietas,
que el tiempo ha hundido, mis carnes en la faz.
Corriendo por los surcos de mi cuerpo
penetrándome las lagrimas de sal.
La herida que se ensancha al cauce lagrimal
irriga lo gozoso que diera en sepultar
ideas que pretenden del todo transformar
el gozo del momento, por mañana disfrutar.



He llorado solo en compañía
de la dulce y amorosa soledad
en los huertos, en los bosques y en los valles
y en caminos de frondosa oscuridad,
en los cerros que he subido caminando
mirando en lontananza, he podido contemplar,
valles surcados de ríos rumorosos
cubiertos de arboledas sin igual.
He disfrutado las sombras de la fronda
bisbiseando arrullos al pasar
y he penetrado los secretos del silencio
y de su esencia he podido disfrutar.
He comprendido los dolores de los otros
y he sufrido con ellos ese mal,
he implorado cuando en ello creía,
delante de la iglesia por piedad,
que me pasara por dios a mí la pena
para que el otro pudiera descansar.
Y he visto con mis ojos la locura
del hombre mas creído en ideal
sembrar la muerte entre sus propios hijos
enajenado por creencia en el final.
También he disfrutado la compaña
de aquel que sin saber, te alegra el caminar,
perdiéndose conmigo en el trayecto
confundiéndonos nosotros y el andar.
He sufrido las vergüenzas del desnudo
deslizando las espaldas por detrás
ocultando los rotos que dejaban
al aire libre las carnes de chaval,
entre risas despiadadas de sumisas
entregadas al escándalo y rosario.



Canta al nacimiento de la aurora
bellos trinos desde el árbol el zorzal,
resuenan por la fronda sus silbidos
y despiertan mi vigilia matinal.
¿Qué hay más hermoso que uno pueda disfrutar?
que del canto de las aves escuchar
sus requiebros de trinos y gorjeos
y el silencio acompasando por detrás.
La aurora agradecida por el canto
deja entrever su velo más nupcial,
lapislázuli semienta por el cielo
y allá a lo lejos se puede divisar,
sobre el monte esplendente como nunca
Venus hermoso con un aura sensual.
¿Qué dices con tu canto solitario?
partiendo en dos lo que era oscuridad
lo mismo que tus trinos surgen limpios
rompiendo del silencio soledad .
Bien se siente en esta hora y bien se ve
que el uno solo y todo, él no puede ser,
pues sombras se le cuelan por el día
y por la noche los sueños se han de ver.



La villa en que he nacido la recuerdo
con cantos de jilgueros y cuclillos
margaritas floreciendo en verdes prados
y susurros por arroyos cristalinos.
Sensuales suenan voces de los niños
entre sombras que amores van tejiendo
y al roce de las carnes descubriendo
misterios del mundo, saliendo al encuentro.
¡Ah! si faltara el Hombre poderoso
que reprime los disfrutes y los gozos
que van naciendo en el hacer diario
entre vaivenes de risas y palabros.
Milagro de maravilla es ese día
en que la muerte y el futuro se desdigan
de su saber mentiroso que me obliga
a existir tan pendiente del mañana.
Y me fijo en ese dulce borriquillo
apacible bajo sombra de una rama,
su mirada que se cruza con la mía
serenando mi mirada en su mirada.



Cuando escucho por los medios la diatriba
de lo cuanto que avanzamos en la historia
caminando hacia la cima de la gloria
que espera al Hombre en la meta prometida,
a pesar de los terrores que se cuelan
dócilmente a través de las pantallas,
me da un vuelco el corazón y me reclama
al recuerdo tan lejano que habitaba
ese tiempo de mi niño que soñaba
vuelos de mariposas, libando en plantas,
y contemplo ya sereno el pensamiento
entre dichas y desdichas que me enlazan
al cambiazo que de arriba nos metieron
confundiéndonos sentires por mañanas,
y recorro lentamente como un río
que después de la bajada en la montaña
se arremansa  por los valles largamente
y represa hasta la cola su llegada.
Dicen hambre, dicen frío, dicen muerte,
dicen educación y enseñanza,
comunicación e higiene
nos venden como esperanza.
Y yo me sonrojo y pienso,
como hemos llegado a esto.
Hambre de qué me pregunto
y lentamente regreso
a los días de mi infancia
haber si encuentro ese hueco,
y me hallo con un niño
comiendo de un pan muy tierno
acompañando un chorizo
disfrutando del momento,
entonces cavilo y siento
hambre... no debe de ser,
si es caso es, algún deseo,
de rojas carnes de vaca
que se zampa el señorío.
Y a mi vera siempre en casa
puchero de caldo al fuego,
en verano y en invierno
y si llegado el momento
algún paria de la tierra
llama a la puerta pidiendo
un poquito de sustento
madre le llena un buen cuenco,
caliente caldo vertiendo
que acompaña con pan trigo
y el va comiendo en silencio.
Y ahora dicen, con el hambre
que pasamos otro tiempo,
con el frío,con la muerte,
con la injusticia sufriendo.
Y yo digo, ¡que me pasa!
por qué siento en el momento,
que me están contando un cuento,
otro tiempo y otros tiempos
están metidos en este
que no es tiempo ninguno
que en verdad pueda saberse.
Y ademas que es lo que pasa
en este tiempo presente,
ya que hablamos de miserias
de hambres y de la muerte
y de lo bien que se vive
en este centro omnisciente.
repasemos un momento
lo que en el mundo acontece:
riadas de gentes huyen
los pueblos desaparecen
ante buitres que exprimen
la tierra en la cual perecen,
el mundo lo están sangrando
de las entrañas emergen
convertido en óleo negro
lo que antes fueron vivientes.
Los señores de la guerra
de la nueva biblia, emergen,
liberadores de yugos
con arcanos intereses.
La religión es "El Hombre"
ultimo perro de presa,
fiel sirviente de Dios Padre
Dinero de compra y venta,
y en su nombre arrasa pueblos
mete gentes en pateras
los arrastra por los mares
ahogando sus miserias,            
sembrando por las orillas
cadáveres  en la arena
ante corazones rotos
de impotencia, desesperan...
Y me llama desde el fondo
del sufrimiento las quejas
de mis ojos entre nieblas
al ritmo de las mareas;
pobre mundo, pobre tierra,
pobres que viven en ella,
rebelaros contra el Hombre
hacerles guerra a la guerra
con palabras de razones
que surjan por vuestras grietas.
La lira desenvainad
poetas de la contienda
declamad falta de fe
que es el arma mas certera,
sin la fe no pueden nada
se desvanece su fuerza
sucumbiendo los imperios
ante tanta inteligencia.
Desde el Ponto y Helesponto
a Europa llegar pudieron
los primeros Homo sapiens
que del África salieron,
y ahora de nuevo quieren
huyendo de aquel infierno
en que poderosos hombres
siguiendo ley del dinero
arrasaron con sus casas
les destruyeron los huertos
y caen desde los cielos
bombas que producen muertos.
¿Cuanto hemos avanzado?
les pregunto a los gobiernos,
y la mar susurra al fondo
ahogándose entre espejos
sobre plásticos que inundan
los océanos inmensos.
Aguas y cielos sembrados
de desechos del Dinero
que es lo que mejor produce,
mierdas con  estercoleros,
y miro allá al horizonte
mientras ceno una chuleta
sin gusto que me contente
ni olores que se desprendan,
es la venganza que tienen
las reses que se alimentan
siempre encerradas en cuadras
con piensos como sustento.
Y me recuerda los días
de mi infancia tan lejana,
transportado por las brisas,
fritidas en la distancia,
el olor a costilletas
que enriquecían la estancia.
¿Cuanto hemos avanzado?
me pregunto mientras pienso,
en ciudades impregnadas
de automóviles corriendo,
o aparcados en aceras
o encerrados bajo el suelo
o en los muelles esperando
su destino en otros pueblos.
Ya casi no dejan sitio
pa las gentes sobre el suelo,
se han comido las ciudades,
han inundando con heces,
producidas por los gases
que sueltan constantemente,
al viento de sus escapes
ennegreciéndose el aire.
Pobres tontos son las masas
de individuos que creyendo
que los que creen que mandan
son los que gozan sintiendo,
verdaderas emociones.
Disfrute en sus corazones,
de serviles dependientes
del orden que desde siempre
nos cambia constantemente
lo que hubiera aquí de bueno,
y lo mata y, lo convierte,
en ilusión de si mismo
dándonos gato por liebre.
Y recuerdo las ciudades
de mis visitas de  infancia
Pontevedra junto al Lerez
antes de la pestilencia;
brisas de un mar de fragancias
de bivalvos esparcidos,
de sargazos por la arena
y caracolas marinas,
trenes tranvías y troles
transportando por la ria
el bullicio de las gentes
desprendidas, de cadenas
de atenciones sometidas,
al auto que nos condena
a servirlo día a día.
Y al pasar por la alameda
los magnolios y camelias
de sus ramas desprendían
flores de tanta  hermosura,
que hasta el alma mas impura
se paraba y contentaba
con las formas y figuras
que de las ramas brotaban,
limoneros y naranjos
desde lo alto me miran,
sus frutos a manos llenas
a mi paso se ofrecían .
Yo un muchacho, calzón corto,
entre sus calles bullía
solo, sin miedo ninguno
por entre edificios iba.
El porte de aquellas casas
el esplendor que surgía
de sus pazos y sus plazas
sus hermosas galerías.
Columnas de soportales
en piedra de cantería
labradas por recias manos
lasca tras lasca y pulidas,
como por olas que pulen
la costa en sus embestidas
tras de siglos y milenios
de golpes y de caricias.
Piedras labradas a mano,
piedra abajo, piedra encima;
piedras por los laterales,
piedras con signos de escrita.
¿Cuanto hemos avanzado?
me pregunto cuando miro
edificios que se elevan
por un cielo ennegrecido,
donde pululan venenos
entre gases escondidos
que queman nuestros pulmones
y es el caldo de cultivo
de pestes y enfermedades
sobre el mundo en que vivimos.
¡Ah, como se me escapan
por los surcos de mi cara,
sales en lagrimas blandas
que el aire las rompe y lanza
cayendo sobre las almas;
febles lloviznas... saladas.





Eses ojos con los que me miras
deslizándose al sesgo sin fijar,
desmoronando inútiles ideas
que turban mi sentir
y agitan mi ansiedad.
Reverberan la llama que se esconde
en algún sitio de este cuerpo sin solar,
que vaga ausente de destino y se dirige
hacia delante en un continuo caminar,
dejando al paso suspiros por el aire
que inspiran armonías en tanta soledad
y quiebran las fronteras que levantan
siglos y mas siglos queriendo encarcelar
aquello que se escapa a todo nombre
y vive en algún sitio sin final.




¡ay!, ¡ay!, ¡ay!: que mi niño sueña
con el despertar.
Canciones de cuna
al alba le canto
por si el se despierta
al grito del gallo,
que no sienta pena
al ver la prisión
y si es que la siente
que sepa enjugarse,
sus lagrimas tristes
en esta canción.
Nanas para el niño
de la aurora, arrullos
del bosque sombrío
penetren tu cuerpo
con sus amoríos,
y en mis arrumacos
tiritan los trinos
como allá en los cielos
escintilan brillos,
de astros y luceros
que cobijan sitios
donde guardan sueños
los heridos niños,
por la imposición
de ideales caídos
de lo alto del cielo
sobre nuestros hijos.
Nanas en la aurora
de mi boca saltan
que inundan la alcoba
quebrando-me el alma.





Cuando iba a conformarse ya mi alma
con el fin escrito a fuego en las entrañas,
el zumbido de una abeja me despierta
y desvía mi atención de ese mañana.

Perdóneme el destino la osadía
por dejarme seducir con tal sonido,
pero el quiebro del insecto sobre el aire
rompió mi pensamiento de aburrido.

Y ahora ya no es solo ese zumbido,
sino también haberme descubierto,
las mieles que cayendo del panal
arrojan en mis manos, el néctar derretido.

Dulce que combate lentamente el amargor
de las hieles que el futuro a desprendido
sobre aquello que vivía sin saber
confundido con el aire su latido.





Ahora que este mundo han ordenado
serviles de la industria del Dinero,
animales plantas y montañas
sol y viento, nubes en el cielo.

Aguas dulces y saladas sometidas
a intereses de banqueros y tenderos,
energía limpia y sucia se disputan
haciendo de la tierra, extenso basurero.

Del amor literatura que se vende
arrastrando sentimientos por el suelo,
entre nichos de edificios que se elevan
y destellos de pantallas sobre muertos.

En ciénaga de gases convertidas
las ciudades sobre bases de cemento,
rugiendo por las calles enlutadas,
avanza la bestia, de latón y hierro.

Rebelaros cosas contra vuestros dueños,
que son de mentira su poder supremo,
su saber que saben lo que están haciendo.
Despertad del sueño, su fin es el medio.





Mis recuerdos de la infancia son un huerto
arrullando en regadíos la mañana,
algún frutal dorado al sol de mayo
con trinos de jilgueros y labranzas.
Una mano que me lleva de la mano
por senderos muy profundos en silencio
recubiertos por las sombras caminamos
confundidos nuestros cuerpos con los miedos.
Un murmullo desplazándose en el viento,
mezcla de palabras, relinchos y mugidos,
golpes suaves de vajilla en bodegón,
y tirados por vacas, chirriar de carros.
Agua cantarina alegremente suena
arrullando mis ensueños por la noche
que iluminan por el cielo las estrellas
y en su regazo, mi sentimiento acoge.
Salir de la espesura suavemente
y descubrir asombrado ante mis ojos
la frágil y danzante mariposa
que entre zarza y zarza, jubilosa liba,
los ensueños desprendidos de las cosas.



















                                    



















































                



































martes, 28 de julio de 2015

CAMINANDO Y CARTAS A MIÑA NAI

Ramón Rodriguez Taboada.

Hay muchas formas de caminar, y entre ellas una de las que mas me gusta; es caminar sin rumbo fijo, sin meta, sin causa, sin saber porqué. Dejarse llevar por lo que surja: un viento, un olor, un canto;un arrullo en el camino, una loma que te llama, el recuerdo de un amigo. Una cometa que allá en lo alto, baila con nubes y se hacen guiños. Una vereda que surge por entre el bosque sombrío, tras la cual se oyen suspiros, de brisas entrechocando con álamos y negrillos; tañendo gozos que inundan a la fronda de amoríos. O subir por vericuetos entre tojos amarillos, brezales blancos y rojos con efluvios de tomillo... Y en la cima de aquel monte se están posando perdices, castañeteando sus cantos, arrejuntando a sus hijos. Y a lo lejos se divisa caracoleando el río, entre rocas desprendiendo, leve brisa, blanca espuma, finas gotas; que se elevan sobre el cauce en que camina; irisando azul del cielo, y a mi vista; se confunden cielo y tierra bosque y greda. Mientras mis pasos se entierran en los musgos, que tapizan la montaña sobre piedra.




Camino lentamente viendo abrirse la ciudad 
al paso de viandantes bostezando el despertar,
pisando sobre la piedra, dirigiéndome hacia el mar, 
cubierto de limpio cielo, que acompaña el caminar.
Sobre la cresta asomando, baila el sol con la montaña
leve danza acompasando los vaivenes  de la mar,   
huele a sales y sargazos que la bajamar nos brinda
sementando caracolas y arrumacos por la orilla.
Yo en mi mente ensarillada pretendiendo de hilvanar 
los asuntos de negocios y amores con amistad.
Mientras calle abajo avanzo: camino del puerto de la ciudad.
Dejando tras de mi el Calvario y su paseo peatonal
con cierto verde incrustado entre el cemento y el enlosado:
con ringleras de edificios y pavimento empedrado,
con laureles que se alzan y florecidos magnolios,
arces con sus hojas rojas, aligustres esparcidos,
van alegrando el camino, llegando a Gregorio Espino.
Y ya en el fondo del cruce, donde Martinez Garrido,
el árbol por excelencia, el emblematico Olivo
sobre las anchas aceras en jardineras de piedra
embelleciendo con verdes las miradas pasajeras. 
Y desde ahí en hileras bajando Urzaiz hasta Colón: 
un olivo, un magnolio, se van entremezclando 
de farola en farola de macetas van colgando, 
petunias jaspeadas, begonias,fucsias, geranios.
Yo bajo caminando, suavemente, disfrutando,
de ancha acera por Urzaiz. 
Y vislumbro desde lo alto de la calle allá al fondo 
la huella del mar que azulea la ribera levantando
ecos de  juglar cantando trovas que van declamando
Codax, Mendiño, meogo,con Paio Gomes Chariño. 
Poesía que los vientos reproducen por la ría
en noches de luna nueva cuando poalla la niebla.
Levou-s´ a louçsana, levous´ a velida:
vai lavar cabelos, na fontana fria.
Leda dos amores, dos amores leda.
Y al otro lado como tumbado, queriendo tocar Cíes con la mano,
Cabo Home se derrama acostándose en el agua 
adormilado en runrunes que tañen islas al lado.
(Dicen que en noches de viento cuando sopla de la mar
se oye cantar a las islas en un hermoso alalá.
Que penan por añoranzas, que aún recuerdan ser amadas,
abrazadas por los musgos y arboledas cuando andaban,
de la mano en Monte Ferro y en Cabo Home descansaban ).
Ya movimientos de gentes mi caminar acompañan, 
más seguros en sus pasos, cerviz alta, mente en marcha. 
Camino de los trabajos, desarrollar la jornada, 
que tanto ocupan sus vidas, que apenas les queda nada.
Barullo de coches inundan, calles, aceras y cargan, 
el ambiente presionando contra animales y plantas.
Y yo sigo con mi paso mirando las balconadas, 
donde asoma entre las flores mujer curtida a regarlas
y un despistado que canta por detrás de la ventana, 
una habanera nacida entre Cuba y las Españas,         
que humedece la mirada, que se fija en la bocana, 
en recuerdo de emigrantes que abandonaron la patria.
Ya los raíles del tren, ya la estación se delata, 
entre vagones que enganchan, retahíla nada ingrata,
que va creando progreso por los sitios donde pasa.
Y mas mar que ya se atisba, grúas varadas y quillas 
y en lo alto allá en la Guía se levanta una capilla,
desde donde se divisa, Cíes guardando la ria, 
de ventiscas y neblinas;
 y a naciente va estrechando su paso el agua en cantiles,
donde guarda allá en sus fondos, tesoros que hicieron mitos.
-Bajo Rande va el Nautilus alimentando leyendas, 
áncoras de oro se encuentran enterradas en la arena-.
Y yo sigo caminando con los pies sobre la piedra, 
la mirada se desliza sobre arquitectura bella,
que de tiempos mas antiguos aun nos deja alguna huella. 
En granito se levanta esa estructura moderna
de estilo racionalista terminada en los cuarenta; 
propiedad de conserveros, venidos desde muy lejos,
para enlatar los pescados, que descargan en el puerto.
Debajo de la Farola me he parado a contemplar, 
el entorno que se me abre como una ventana al mar,
de esta ciudad encostada que vierte sobre las aguas, 
llantos penas y alegrías y que al caer de la tarde
cuando el sol allá se inclina, por detrás del horizonte a dormir sobre las islas, 
un relax se va imponiendo,el vocablo se suaviza, 
suenan cantos a lo lejos y reverberan las risas.
Y yo ya bajo mirando, cielo, calle, gente y casas, 
al sesgo la arquitectura mis ojos van descubriendo,
piedra labrada en el Fraga, 
hermosura con talento de algo que queda en la urbe, como oasis en desierto.
Ahora si ya estoy llegando, casi puedo oler el puerto, 
pero primero me cruzo con símbolos del gobierno.
Caixavigo protegido, por un ángel que le guarda desde el cielo en su edificio, 
flanqueando los costados,no los nombro, pero guardo;
en mi pecho un sortilegio que me libre de su precio que comprarme quiere el cuerpo, 
para irme introduciendo poco a poco su alimento, 
envenenado con celos, envidias y trapicheos.
Vamos ya  bajando el trecho que nos lleva al varadero, 
donde holgando puede uno,sentirse muy oportuno,para un social refrigerio. 
Terraceo de verano, por las noches entre brisas, 
de salinas humedades que alma y cuerpo se acarician;
en medio de bisbiseos y arrumacos de parejas, 
que se besan, silenciosas,a la luz de candilejas, 
y un runrún de corazones, latentes que se entremezclan, 
con tímidos oleajes,que desde la mar nos llegan .
Ya el pantalán me recoge, entre veleros saliendo, 
por la ria navegando, henchidas velas al viento.

carta a miña nai-1
Estado do benestar 6, febreiro, 2015

Querida nai: escríboche estas letras dende eiquí, ou o pouco que de elo queda, 
do estado do benestar:(ultimo nome que a realidade impón para a súa existencia)
Esperando que ó recibo de esta, 
te encontres tan disposta a escoitarme como sempre foi o teu afecto.
Espero perdóesme  a tardanza en contestar ás túas preguntas, 
que tan ansiosamente me mostrabas, a derradeira vez que conversamos, 
fai xa de elo moito tempo, 
pero é que entre a chegada a este sitio tan distante e tan estraño, 
pos meus ollos e pá mente de aldeano, 
non puiden por mais que o intentei poñerme a escribirche, 
o que os meus ollos campesiños van mirando. 
Pois nada mais chegar foime envolvendo un sentimento de morriña do meu pobo; 
e vinme arrastrado por así dicir, por estes lares triste e solitario. 
Da recordos bicos e apertas sen conto a toda a veciñanza da aldea, 
e tamén os amigos e veciños de lugares adxacentes 
e failles de saber por esta charla novas. 
En primeiro lugar direiche nai, o moito que de menos voto en falta, 
arrumacos e caricias doutros tempos, que xogaban co meu corpo e a miña alma. 
Como de menos violenta  o campo que a cidade  cerrada a cal e canto.  
Cómo o sol e as estrelas e as sombras da fronda, 
vixiantes do pasado no meu peito se cravaron, derramando sabia o chan da fértil terra, mesturando sentimentos que en un leva, con esoutro infindo que nos arrodea. 
Aquí nai ei de dicirche que resido na rúa do desengano, barrio obreiro e de emigrantes, 
en onde polas tardes nos xuntamos,pra falar das nosas cousas e dos comúns desencantos que entre laios brotan das xentes non podentes, compartíndonos penas e pesares. 
Po lo demais dicirche que agora mesmo enfronte da xanela, 
nunha praza arrexuntouse rapazada, de xentes diferentes intercambiando palabras, 
ás veces soltan cantos de rapeiros e outras cháchara larga, 
a min vénseme a memoria as nosas trobas, de regueifas dos cantores que noutrora,  enfrontados  en dicires ben rimados, debatían picardías e ensinanzas:  
que espontaneamente se entregaban, 
a deixar saír polas súas bocas desmandadas en verso e rimas as palabras; 
que estoupaban polo aire e semellaban, 
abrulas que entre os dedos das persoas, cumprisen os desexos  que soñaban . 
Tamén agora nai, percorren voando o ar; paxaros  arrogantes, 
gaivotas cruzan grasnando  polo ceo azul da tarde; 
e algún que outro gorrión busca nas rúas, migallas de pan,desfeitos da fame, 
que os viandantes van deixando ó paso, sen darse eles nin conta; 
e inesperadamente en solitario, asubía un merlo docemente entre os cascallos, 
e un sabugueiro,rodeado polas casas;ergue pólas inzadas de verdes follas e rosas brancas, deixando un arrecendo, que limpa as almas de tufos que pululan, 
entre os bloques de cemento que levantan, como nichos onde agardan, 
recibir as directrices  a o través de  pantallazos, que lles conforman a alma. 
Namentres sereas de ambulancias e pitidos dos coches, marcan o ritmo dos poucos, viandantes silenciosos que camiñan polas rúas. 
Temos que deixalo eiquí polo momento,  xa seguiremos contándonos  cousas 
asegún nos vaian vindo. Da recordos pola aldea, e failles de saber novas por estas, 
e ti mama recibe unha forte aperta dende eiquí.






CARTA A MIÑA NAI. 2

Estado do benestar. 2. Maio. 2015.  Querida nai:
espero que ó recibo de estas letras te atopes tan ben de saúde como eu che desexo.  
De novo diríxome a ti a través da escrita,
pa darche conta de novas que acontecen neste sitio,
e mais para seguir conversa aberta,
que a derradeira vez deixamos suspendida por mor de espazo e tempo.
Quedei cavilando moito, sobre do que o outro dia me dicías,
a propósito da verdade, cando en conversa aberta contigo eu sustentaba,
que un non debía calar ante a mentira e sempre acompañarse un da verdade.
Ti chorabas nai por min ante a tortura, que o meo camiño andando acompañara, 
ti ben sabias das acios dos homes, que tantas veces,
contra o xusto e mais honrado, con saña  crueldade lles deparan.
Peiteándome os cabelos e entre bagoas, dicías meu meniño, suspirando;
e docemente a túa man esvara, acariñando lenemente a miña cara,
parándose un instante na queixada. E volta a suspirar e declamar, 
probe meu neno, que tal che depara.
Pero ei de dicirche nai, que a volta de conversas e conversas,
con xente cultivada en moitas lerias, honrada como el mesmo se proclama
- no mellor sentido da palabra-. E con outros que teñen don de linguas,
que ata das mais antigas sabedores se proclaman, e con digna deferencia nos trasladan, 
os dicires das xentes de outros tempos, en palabra sempre limpa e clara; 
que parece mesmo agora estar falando, con xente tan viva e que no nos separan, 
nin séculos, nin milenios, nin idades de nada.
Por iso nai non te entristezas, polo meo arrime ca verdade, 
porque certo é que cas mentiras, esváesenos a vida ; 
e si penas e tormentos, burlas e marxinidade, tratan de imporlle á verdade, 
ela se espabilará, que si algunha graza queda, nesto da realidade, 
a de ser a compañeira da ben querida verdade. 
Ademais nai, por aquí contan as xentes, perdida a súa fe no futuro, 
esquecéndose do maña, derrúbanse as letanías,
que aflixidos, como a idiotas nos mantiñan.
E si verdade nunca, saberse puidera ,se nunca puidera existir de verdade, 
desmontemos as falsas verdades, que tratan de imporse na realidade; 
digamos: ¡mentira! ¡mentira! ¡mentira!. Mentira decides dicindo é verdade.
Da bicos e apertas sen conta para toda a aldea, e failles saber novas de esta miña actualidade, dilles que os boto de menos, que me acordo deles case sen parar.







Estado do benestar. luns, 22 de xuño, 2015.
Querida nai: espero que te atopes
ben de saúde ó recibo de esta carta,
como éo me atopo e pra ti desexo
eiquí dende a distancia que me aparta,
dos aloumiños que me dabas de meniño
con murmurios cara a saída da alba.
As me perdoar nai a tardanza
en dar noticia de eiquí a través da escrita,
dos emigrados que un día se marcharon
e murchan lonxe da terra florecida;
vivindo cada  día na lembranza
de tornar pra  terra á calmar as ansias,
entre airexas manseliñas das montañas
e regatos choutadores que acompañan,
seguindo os ritmos, ás nosas almas:
acariñando levemente na faciana
vellos amores nacidos nos solpores
de aloumiños polos lombos dos camiños
que conducen ata o fondo das entrañas.
Pero é ben certo que ando ultimamente
demasiado ocupado por razóns de traballo                                                                                                          e mais da política da xente corrente
que fala a linguaxe do pobo que sente. 
Que como moi ben ti sabes,
moven o meu corazón e sentires.
Aledoume moito o que me contaches na derradeira carta
sobre os veciños no lugar do lado e a súa posta en marcha,
da creación de unha cooperativa,
pra adquisición de apeiros de labranza;
po común traballo de toda a aldea.
É ben ir abandonando, canto mais, asuntos propios,
e irlle dando entrada nas nosas almas, ó común, que ben nos falta.
E aledoume e entristeceume o que me contaches
da xuntanza no torreiro do serán de Maio:
arrexuntada toda a aldea baixo as sombras,
dos comúns carballos, que os antepasados,
noutrora lonxana , deixaran plantados;
cara as vindeiras xeracións que xa chegaron.
E do ben que falastes uns  mailos outros,
uns por retranca, outros por regueifa,
algúns por romances e os mais por cantiga:
e pezas bailadas ó son que destilan
as pandereteiras e os mozos que brincan
batendo con forza na terra sufrida:
e os ceos que contas de estrelas que brillan
e o carro pequeno que á punta escintila
o faro que aluma sobre as nosas vidas,
e a masa neboenta, de estrelas que guían,
andantes devotos buscando alegría.
E alá fonte infinda que nunca termina
de alumar planetas e lendas inspiran.
Estreliña do luceiro, a da moita claridade,
vaise o día vaise a noite, vaise a baril mocidade.
Sei canto boto de menos  noites longas estreladas,
as xuntanzas no torreiro, o son da gaita que clama
o amansamento da fera que inda levamos na alma.
E alegría que rebrinca dentro das miñas entrañas,
ó son das pandereteiras as notas enxebres danzan.
Fervenzas de bagoas inúndanme os ollos,
e collen regueiros, antes secos,vida:
ca soia memoria do que rememoras,
reviven sentires que agora respiran.
-As penas e alegrías mestúranse na vida-:  
penan moi de dentro das entrañas miñas
as terras do Deza sentindo morriña,
pena sinto agora de fragas erguidas
entre as Casas Vellas indo río arriba,
cara de Quintela onde a chousa abriga
rexos castiñeiros que ós ceos camiñan.
E de eiquí que che ei contar, miña mamaciña viva:
ben sabes dos meus andares e da teima que me inclina,
a arrimarme ós sufridores, que castigan dende enriba
os que se creen que mandan; ben sendo os que mais se inclinan.
Direiche nai que eiquí, andan revoltos os tempos,
pois non lle cadran as contas, que botan doutos espertos,
(de entendida economía suxerida
como arreglo contra os males que dominan
este mundo amedrentado e aloucado
que parece qué camiña cara a perda
da razón do corazón e a intelixencia ).
Uns falando da desfeita do sistema coñecido,
outros de recompoñelo, con axustes dirixidos
a creación de ilusións de cidadáns decididos
a consumo, compra e venda, de obxectos sometidos
a troco por ideais en diñeiro convertido.
Direiche nai que o novo Deus, o que cumpre os requisitos,
pra a súa definición, que dicían os escritos,
como a nós nos ensinaron os curas no catecismo.
 O "Ens Realissimum". Realidade das realidades,
a cousa das cousas é, neste momento o Diñeiro.
Ó podérense comprar tódalas cousas con cartos,
 "O Diñeiro convértese na cousa das cousas"
e así as cousas todas, desaparecen… quedando no seu lugar diñeiro,
que ben sendo algo así como o sustituto da cousa que habería antes:
material, palpable, cambiado por ideal. E nestas e noutras:
van derrubándose torres, asolagando as mares de brea,  
volvendo negro o planeta.
Fracturando a barrena profunda as entrañas da terra
vertendo veleno nas augas que dormen contentas,
matando e morrendo con bombas atada á cintura
por crenzas que botan enriba da xente ha que sufra.
E así, sen mais déixote nai, dende os meus escritos
que xa se me cerran as pálpebras, ven mormo fixo,
faláresme e ver me contigo, xogando e mais rindo.
Recibe unha forte aperta diste teu fillo
que deixa pendidos do aire mans cheas de bicos,
que vaian voando nos ventos por todo los sitios
e alí en onde pousen que entoen asubíos                                         
bandadas de frautas e mais de estorniños.                                                                                    




Carta a miña nai. 4
Estado do benestar. 6. Xulio. 2015.
Querida nai Hortensia:
recibe dende eiquí unha forte aperta
deste teu fillo que tanto te recorda
e ben quixera falarche cara a cara;
mais non podendo acariñar nestora
túa face que de lonxe se me esvara,
recibe pola escrita estas palabras
que xorden dende o profundo da alma,
dende onde eu resido agora nestas horas
para o pobo tan sufridas e amargas
pois a esta altura saberás que nos goberna
o sistema mais perfecto que acadara
o poder para impoñerse sobre o pobo
a sabendas que xamais se a impor de todo.
Polo demais ei dicirche que me envolve,
pola noite cando tombado na cama,
o meo maxín trasládame ós ensoños ,
ea vagar por entre o espírito da fraga
-que tanto eu de pequeno recorremos-
da túa man sen mediar unha palabra,
pra deixarmos penetrar deses silencios
que da fronda ó noso paso marmuraba,
entre arrolos de paxaros e arrecendo,
de candeas que colgaban da enramada
e tecendo melodías inspiradas
de frescos mananciais, onde nacían;
gurgullando os ritmos, das gustosas augas.
E envólvenme os recordos en airexas
que no fondo do meo corpo se cravaron,
coma cravos que se cravaron en cristo
e por sempre nunca mais se descravaron,
e confúndense alá dentro do meo peito
vida e morte como nunca me ensinaron,
e de novo vive en min aquel efecto
que nas Chousas de Outeiro penetramos .
E dime mais e, cóntame, qué fas agora,
¿segues polas congostras collendo amoras?,
¿abraiada polas danzas das bolboretas?,
¿comendo cos cativos pisote en verzas?.
¿Segues refocilando na verxel horta
cando o sol cae alá lonxe pola revolta,
e arrechouchia o carro po los camiños
co eixo de buxo en serán de estío?.
E si ven, dime ti tamén, a andoriña,
como tódolos anos a criar viña,
embaixo do aleiro onde o niño tiña
cara o nacente que esperta ó día.
Eiquí mai o mundo bule a presa,
e non se cumpre nada do acordado,
desastre tras desastre se acompasan,
tapando o recen feito co pasado.
Recorren con mentiras polo tempo
de diante para tras de tras pra diante,
un oco de baleiro sementando
vanas ilusións que golpeando,
no maxín das xentes por empoleirados
arrastran ós sumisos condenados
a un mal feito sustituto sentimento;
onde moran confundidos e afundidos
nun bocexo que se estende polo tempo.
Tan só a base de ateigar baleiros,
con mais do mesmo, escrito polo estado,
conseguen conducirnos alienados,
a un absurdo manicomio dirixido
por dementes competentes adestrados
na lei do esforzo e sufrimento entendido
-como renuncio o gozo que agora toco-
a cambio de esperar polo futuro.
Coido nai que os teus dicires de esperanza
que amosabas cando falando comigo
tan alegres porque deran cos remedios
pra curar enfermidades sen alivio, 
que levaban tanta xente sen sentido
deixando os nosos corazóns feridos.
Pero moito teimo éo que no consolo
sobre os males, temo, está vencido,
pois mal e males seguen existindo
nada mais cambiar de nome conseguiron.